The Guardian publicó esta semana un interesantísimo artículo que da cuenta de un fenómeno de desintermediación producido por el crecimiento de las redes sociales, y especialmente de Twitter.
La nota arriesga la siguiente hipótesis: ¿Es Twitter la nueva agencia de prensa de las celebridades?
Acá en Argentina el fenómeno se está extendiendo, al punto de que ya tenemos ejemplos de famosos que comunicaron por esta vía compromisos, casamientos, estrenos de películas y discos, la llegada de un hijo y otras cuestiones que antes pasaban por el filtro de un agente de prensa, manager o consultora especializada.
En el texto del diario británico se cuenta el caso de la actriz Liz Hurley -ex mujer de Hugh Grant- y Shane Warne -jugador de cricket y poker australiano y playboy-, que ventilaron por Twitter un supuesto affaire, a la vista de 420 mil followers que los siguen (si se suman ambas cuentas).
La nota avanza sobre una cuestión bien polémica, que seguramente dejará preocupado a los profesionales de las relaciones públicas y la comunicación de las estrellas: “Fue chocante no tanto porque estaban teniendo una aventura, sino porque lo estaban haciendo de una manera tan pública. Antes estas cuestiones se desarrollan ante nuestros ojos en la televisión. Warne y Hurley estaban usando Twitter para poner al descubierto la mecánica de su relación creciente, mecánica que fuera de los reality shows sólo se revela involuntariamente, en una etapa posterior, y por un paparazzi invasor. Esta fue una telenovela pública que se realizó para nosotros en vivo por las mismas estrellas, sin la mediación de las revistas del corazón”.
El intercambio entre los dos tortolitos no se circunscribió a un punto a punto entre ellos. En uno de sus tweets, el australiano le pidió ayuda a sus 330 mil seguidores: “¿Cuál es el lugar más sexy para invitar a Liz a almorzar?”.
Más allá del caso de estos famosos de escala internacional, el tema dispara algunos interrogantes adicionales (están invitados a debatir en el espacio de comentarios de esta entrada):
1. ¿Los famosos tienen realmente idea de la cantidad de gente que los sigue -incluidos periodistas- cuando ventilan estos diálogos supuestamente privados?
2. ¿Por qué no utilizan el Mensaje Directo (DM) para comunicarse entre ellos?
3. ¿Es Twitter un recurso alternativo a la agencia de prensa tradicional?
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